Impresión 3D en la jubilación: del bastón al extrusor
¿Quién dijo que jubilarse era sinónimo de sofá, manta y telenovelas? Aquí estoy yo, abuelo maker, rodeado de filamento, drivers, motores paso a paso y cacharros que zumban como si fuera un taller de ciencia ficción.

1. La impresión 3D en la jubilación: hobby, terapia y vitamina para el coco
Montar una impresora 3D, calibrarla, entender el firmware, los pasos por milímetro o los perfiles de slicer... es como aprender un idioma nuevo pero divertido y con recompensa física.
La cabeza trabaja, las manos también. Y te metes en una comunidad enorme que comparte, ayuda y mejora. Ya no somos los abuelos de antes: somos los que imprimimos soportes para la caña de pescar o adaptadores para la tablet.

2. ¿Open source o impresora montada?
Montada: ideal si quieres imprimir sin complicaciones. Menos personalización y repuestos específicos.
DIY (open source): construyes, entiendes cada parte, puedes tunearla. Necesita más tiempo y paciencia, pero la satisfacción es enorme.

3. ¿Y cómo afecta esto en la madurez?
La impresión 3D rejuvenece: aprendes, resuelves, compartes. Te conecta con jóvenes, estimula tu mente y fortalece vínculos familiares. ¡Y sí, calibrar un driver TMC2209 a los 70 es motivo de orgullo!

Conclusión: la jubilación no es el final, es el inicio del modo maker
Dale una oportunidad a la impresión 3D. Fabricarás piezas, experiencias y aprendizaje. ¡A imprimir se ha dicho!
